UN POCO MAS SOBRE LA ZURDA Y EL ABORTO

Ante todo, si usted, lector o lectora, está leyendo esto y es hijo de una pareja zurda, siéntase agradecido. Al final del post entenderá por qué se lo digo.

Como vimos, para el zurdo no hay liberación sin homicidio, y para la zurda, tampoco, claro. Por lo tanto, es previsible su postura fanática a favor del aborto. Aunque –seamos sinceros- que el aborto sea homicidio, para el zurdo es algo relativo, porque según él, no está definido si el bebé en gestación es humano o no.

Es decir, él ignora los conocimientos médicos y genéticos del siglo XXI refutándolos con una ideología del siglo XIX.

¡Pero no siempre es así! Por suerte, hay un criterio más preciso para definir si un bebé no nacido es humano o no. Mire qué fácil es:

• Si el bebé es querido y buscado: es humano.
• Si no lo es: no es humano, es un manojo de células, embrión o... el zurdo no puede definir bien qué es, pero se lo puede extirpar como a una verruga.

Como es fácil de deducir, en el primer caso, la zurda embarazada exige que la gente le ceda el asiento en el colectivo, el Estado le brinde atención médica, vitaminas, estudios, así como que su pareja le regale chocolates y le cante a la pancita canciones de María Elena Walsh, y todas las cosas que buenamente hay que hacer para que un bebé crezca sano y feliz dentro del vientre de su madre.

En el segundo caso, es decir, si la zurda definió que el bebé no es querido ni oportuno (por lo tanto, mágicamente deja de ser humano) pues qué va: no tiene el menor remordimiento de hacerlo picadillo sin importarle cuánto pueda sufrir. Al fin y al cabo, para la zurda es una liberación, nadie tiene derecho sobre sus ovarios y el aborto es un prejuicio religioso. Aunque a la pobre nunca la hayan alertado del Síndrome Post Aborto, que la deja psicológica y emocionalmente dañada por el resto de sus días, sumándose otro –quizá el más grave y profundo- a sus muchos complejos.

Pero como esto nunca lo avisan antes, sino que lo descubre después, el daño ya está hecho, y la pobre zurda lo lleva a cuestas durante toda su vida, a no ser que encuentre una alma (o no-alma) caritativa que con terapia adecuada y algo de ayuda pastoral logre sanar esa herida y reparar el daño cometido.

Así que si usted, lector o lectora, está leyendo esto y es hijo de una pareja zurda, agradézcale a Dios (perdón, Dios no existe, agradézcale a... quien quiera), que haya sido un bebé oportuno, porque si no, hoy no estaría vivo.


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