jueves, 23 de octubre de 2008

MARX ES EL UNICO DIOS


El zurdo es devoto, piadoso y creyente.
No en vano el precursor del socialismo en estas tierras, Esteban Echeverría, bautizó a su indigerible mamotreto como DOGMA Socialista; como curiosidad este "Dogma" sirvió de base al "Manifiesto Político y Social de la Democracia Pacífica"(mi Dios, que nombre) de Victor de Considerant, el que a su vez fue uno de los antecedentes tenidos en cuenta por Carlos y Federico para escribir el Manifiesto del '48, con lo que Echeverría vino a ser fuente de Marx. Lo cual no es ninguna hazaña ni para uno ni para el otro.

El marxismo a pesar de su pomposa pretensión de materialismo científico, no es ciencia sino religión. O si se quiere, antireligión; para el caso es lo mismo.
Marx afirma que no hay Dios y que esta afirmación es científica. No señor, es metafísica, tanto como asegurar que Dios existe.
Henri Lefebvre sostiene acertadamente que "quedan frente a frente el catolicismo no contaminado por el libre examen individualista protestante y el marxismo"; y agrega "los esfuerzos de los cristianos progresistas por elaborar una nueva teología, libre de las viejas nociones jerárquicas, merecen seguirse con interés y simpatía, pero no sin algún escepticismo".

Valiente reconocimiento de Lefebvre que engendra una curiosa paradoja ya que si el catolicismo es el único enemigo verdadero del marxismo, pueden pasar dos cosas, dialécticamente hablando:

  • Que Jesús de Nazareth sea Dios, lo cual descalifica al marxismo sin más trámite, pero concediéndole sin dudas una muerte digna, pues sería derrotado nada menos que por Dios.
  • Que no lo sea, en cuyo caso no se comprende como la principal enemiga del marxismo, fundado y sostenido por los filósofos e intelectuales más esclarecidos de la modernidad, pueda ser una doctrina proclamada hace dos mil años por un carpintero metido a predicador que murió colgado de una cruz y que fue difundida por un puñado de pescadores semianalfabetos.
En el primer caso los zurdos son bolaceros; en el segundo, inútiles.
Además, aun admitiendo hipotéticamente -como se podría admitir hipotéticamente que la tierra fuese plana y estuviese sostenida por cuatro tortugas gigantes que nadan en un mar de leche- que la historia sea solamente una consecuencia de la lucha de clases y que esto sea una verdad científica, el tomar partido por la clase proletaria es una proclamación dogmática en el más puro sentido religioso. La conclusión científica se agota en la lucha de clases; un capitalista que abrazara la teoría del zurdo podría exterminar a los proletarios sobrantes sin ningún escrúpulo y si así lo hiciera cumpliría con su mandato de clase en lucha: exterminar al oponente. Así, por ejemplo, Francisco Uriburu, quien fuera director del diario porteño liberal ultraconservador "La Fronda" pudo decir en su edición del 15 de enero de 1942 "somos un diario de la clase conservadora". Materialismo científico puro: si la clase proletaria ataca a mi clase, yo me defiendo atacando a la clase proletaria.

Pero el zurdo toma partido por el proletariado al que dogmáticamente confiere carácter de nuevo Pueblo de Israel, con función redentora y todo. El proletariado de Marx es el Pueblo Elegido. Esta toma de posición no es científica sino teológica. O si se quiere ateológica, pero siempre metafísica.

Este carácter religioso-dogmático del zurdo lo expresa claramente Lenín cuando afirma: "...no se puede eliminar ni siquiera un supuesto básico, una parte sustancial de esta filosofía que es el marxismo sin abandonar la verdad objetiva, sin caer en brazos de la falsedad burguesa reaccionaria". El mismo Lenín con respecto al cristianismo decía que es "una flor estéril, pero que crece en el árbol vivo de un conocimiento humano prolífico, verdadero, fuerte, omnipotente, objetivo y absoluto".

El que realmente resultaba indigerible para Lenín era Kant, con su teoría de la imposibilidad racional del conocimiento metafísico. Es que Lenín veía claramente (zurdo inteligente como pocos, nobleza obliga) que si la razón no puede afirmar que Dios existe, tampoco puede negarlo.
Cuando el físico Ernest Mach siguiendo una línea de pensamiento neokantiana quiso formular una filosofía de la ciencia independiente de la metafísica, el bueno de Vladimir reaccionó encolerizado y fulminó: "La filosofía de Mach, el científico, es a la ciencia lo que el beso de Judas a Cristo".

Que va'cer. Yo siempre digo, el marxismo es el opio de los pueblos.


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6 comentarios:

  1. Ha logrado la bella acción de unir humor y escolástica.
    Realmente, un grande.
    Un abrazo!

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  2. Y bueno, el tema con esta gente es que critican a los creyentes pero son más creyentes que nadie. En fin, risible.

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  3. Mirá vos, yo pensé que la teología de la liberación iba a durar. duró lo que un pedo en un ventilador. menos que el comunismo.

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  4. Si bien el objetivo de este blog es la comedia por medio del absurdo (o abzurdo), precisamente hoy terminé de leer un libro que le recomiendo porque refleja el dogmatismo y la "religiosidad atea" del comunismo: "De Marx a Cristo" del filósofo francés Ignace Lepp, burgués devenido en militante comunista (ocupó importantes cargos en el Partido) y finalmente católico converso cuando abrió los ojos en la Rusia Soviética de Stalin allá por 1935. Imperdible. Ediciones Carlos Lohlé. 1968. De VII capítulos, VI se los dedica a su vida como comunista convencido y el último a su decepción y su conversión al catolicismo.
    Saludos

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  5. Qué buen dato. Era marxista pero no bobo. Lo voy a leer.

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  6. ¿Ser ateo significa ser zurdo? Raro lo tuyo.

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